Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolífica mente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría. Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas; si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría descalzo hasta concluir el otoño. Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres, y jugaría con más niños, si tuviera otra vez vida por delante.

miércoles, 13 de julio de 2011

Nunca vio la luz, no sintió el calor, no sufrió el dolor, no vivió el morir, muy grande la cruz, muy chico el honor, enana actitud, de vivir mejor.
Si encontrás algo más fino, que el filo de tu silencio, sólo entonces te amaré.
Rebuscada tu respuesta, tanto como tu cabeza, tenía que ser mujer.
Yo sólo quería unos mimos, un suspiro de tu ombligo, una sopa con sabor.
Eras un rompecabezas, disfrazado de princesa, eras puro rock and roll.
de este amor que, nunca vio la luz...
Ya había encallado mi barco, En medio de tu pollera, Nunca fui buen capitán.
Aunque a veces digo basta, en las noches de subasta, me la juego hasta ganar.
Como toda señorita, eras bien histeriquita, eras una ola en el mar.
Siempre cinco para el peso, siempre abrazo, nunca un beso, y ahora ni torta ni pan.
Ni este amor que, nunca vio la luz...
sólo me quedan recuerdos, de ese sueño momentáneo, viejos tiempos de adicción.
A planteos poco cuerdos, al placer del desengaño, a la dulce confusión.
Sólo me queda el consuelo, de saberme muy tranquilo, yo ya sé que la peleé. Me pensaba que era el ciego, me pensaba que era el pueblo, que era el tuerto y que era el rey.